miércoles, 7 de enero de 2009

Trasfondos en el arte


¿Hasta qué punto se le exige al artista ser desapasionado con su propio arte? ¿Es posible experimentar la misma neutralidad emocional al dibujar una manzana que un cuerpo desnudo? Dicen que los profesionales son capaces de separar el impulso creador del pasional, como si realmente se tratara de cosas muy diferentes.

¿Cómo puede un artista transmitir sentimientos, pasiones, emociones... cuando ha elaborado su obra desde el frío cálculo? Transmitir un contenido requiere cierta implicación sin duda, si bien es posible que hablemos de idiomas diferentes para emisor y receptor del arte. De ese modo, si la premisa es correcta, la conexión que se establece entre los tres protagonistas de la realidad artística (creador, obra y espectador) no es sino un proceso de traducción e interpretación entre lenguajes diferentes. Lo sorprendente de todo esto es que se logre un entendimiento entre unos y otros, que la creación artística consiga transformarse en canal a través del cual se establece un fluir de sensaciones.

El arte es apasionante. Opera muchas veces al margen de cualquier realidad lógica y consigue arrancarnos de un estado emocional a otro mediante ideas a menudo intangibles. Quizá sea este su secreto más guardado: es imposible desarrollar emociones a través de la manipulación racional.

1 comentario:

Odiseo dijo...

Debo citar aquí, inevitablemente, las palabras del profesor Keating en El club de los poetas muertos:
"No escribimos poesía porque es bonita... Escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana, y la raza humana está llena de pasión!"