jueves, 3 de septiembre de 2009

¿Es la imitación el paso inmediato a la admiración? (II)


En cuanto a la escritura, siempre quise ir más allá de lo trivial. No en vano la gente siempre me tuvo por un niño sofisticado y un tanto rarito. Rarito en el sentido de que mis intereses iban más allá de la tele, los videojuegos o los encuentros con amigos. Se podría decir que reinventé el concepto de diversión que se me había transmitido desde el exterior. Nunca di muestras de sobredotación en los test de inteligencia que nos hicieron en el colegio, lo que demuestra por otro lado que, en ocasiones, la voluntad prevalece sobre el intelecto. Así que una de las formas hacia las que mayor atención presté desde un principio fue la poesía.

Me resultaba cautivadora la musicalidad que podían adquirir las palabras al ser colocadas en el orden adecuado. Sin embargo aquello se apartaba de la tendencia natural del lenguaje a la asimetría y el desarrollo irregular. En otras palabras, era hermoso pero transmitía sensación de artificialidad. El paso lógico inmediato sería la búsqueda de aquello que con tanta fuerza me había cautivado, pero esta vez prescindiendo de lo que lo encorsetaba. Me sumergí de lleno en el mundo de la música.

La interpretación musical siempre me ha traído buenas sensaciones. Cuando lo necesitaba, me ayudaba a relajarme, a exteriorizar mi impotencia o a canalizar mi ira. Sin embargo, yo necesitaba algo más. Es cierto que el papel activo del intérprete en música no tiene igual en muchas otras artes. Es el bailarín en el ballet, el actor en el teatro, pero también el lienzo en la pintura, el mármol en la escultura. Esto permite al músico implicarse activamente en la obra, si bien hasta cierto punto subyugado a la voluntad creadora del compositor. Se me hacía insuficiente limitarme a escuchar o interpretar la obra de los grandes maestros de la música. Al igual que durante mi etapa plástica, necesitaba copiar, imitar, reproducir.

1 comentario:

Odysseus dijo...

Me llamó la atención eso de "la voluntad prevalece sobre el intelecto". Es una idea de profunda raigambre cristiana.

;) Con humor,

Odysseus